«San Jorge empezó a adoptar la costumbre de aparecer mágicamente junto a los ejércitos aragoneses en de la batalla de Alcoraz, en 1096. A partir de entonces, cada vez que las cosas parecÃan torcerse para la Corona de Aragón, aparecÃa el guerrero “acompañado por caballeros del ParaÃsoâ€, como dejó escrito Jaime I el Conquistador hablando de las invasiones de Valencia y Mallorca. Como agradecimiento a los servicios prestados, Juan II de Aragón y Navarra lo nombró patrón del Reino a principios del siglo XV, y las Cortes Catalanas declararon festivo el dÃa de San Jorge en 1456. Poco después empezó la tradición de asociar ese dÃa a los enamorados y regalar a la persona amada una rosa, aunque la costumbre alcanzó un impulso definitivo gracias a la promoción oficial de la Mancomunitat en 1914.
La presencia del libro en la fiesta no empezó a ser relevante hasta los años treinta, cuando empezó a conmemorarse la muerte de Cervantes y de Shakespeare (aunque para que coincidan las fechas haya que hacer malabarismos con los calendarios juliano y gregoriano). La UNESCO acabarÃa internacionalizando el DÃa del Libro y los Derechos de Autor (!) en 1995, y la fiesta se extenderá a otros paÃses bajo diversas formas. Me hizo ilusión enterarme de que en Japón se celebraba desde hace más de veinte años, aunque la crisis la haya puesto en peligro».
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